La vuelta al trabajo no tiene por qué significar el fin de la lactancia materna. Con planificación y apoyo adecuados, es posible continuar amamantando incluso después de reincorporarse a la vida laboral.
Antes de volver al trabajo, es recomendable familiarizarse con las leyes laborales que protegen a las madres lactantes. En España, por ejemplo, las trabajadoras tienen derecho a una hora de ausencia del trabajo (que pueden dividir en dos fracciones) para la lactancia de un hijo menor de nueve meses. Este permiso se puede acumular en jornadas completas.
Planifica con anticipación. Unas semanas antes de volver al trabajo, comienza a extraer y almacenar leche. Esto te permitirá tener una reserva para cuando estés fuera de casa. Practica la extracción manual o con sacaleches para familiarizarte con el proceso.
Elige un sacaleches adecuado a tus necesidades. Los sacaleches eléctricos dobles suelen ser más eficientes para madres que trabajan fuera de casa, ya que permiten extraer leche de ambos pechos simultáneamente.
Establece una rutina de extracción en el trabajo. Intenta extraer leche con la misma frecuencia con la que tu bebé suele mamar. Esto ayudará a mantener tu producción de leche. Busca un lugar privado y cómodo para la extracción. Algunas empresas cuentan con salas de lactancia; si no es tu caso, habla con tu empleador sobre habilitar un espacio adecuado.
Aprende a almacenar y transportar la leche extraída de forma segura. Usa recipientes limpios y etiquétalos con la fecha de extracción. La leche materna puede conservarse a temperatura ambiente durante 4-6 horas, en el refrigerador hasta 4 días, y en el congelador hasta 6 meses.
Mantén la lactancia directa cuando estés con tu bebé. Amamanta justo antes de salir al trabajo y tan pronto como regreses. Muchos bebés se adaptan a un patrón de «lactancia inversa», alimentándose más frecuentemente por la noche y los fines de semana.
Introduce gradualmente el biberón o vaso con tu leche extraída unas semanas antes de volver al trabajo. Esto dará tiempo a tu bebé para adaptarse. Es preferible que sea otra persona quien ofrezca el biberón, ya que algunos bebés rechazan tomarlo de su madre.
Cuida tu alimentación y descanso. Mantén una dieta equilibrada y bebe agua suficiente. Intenta descansar lo máximo posible para mantener tu producción de leche y tu bienestar general.
Comunícate con tu cuidador sobre la alimentación de tu bebé. Enséñale a manejar y calentar la leche materna correctamente, y a reconocer las señales de hambre del bebé para evitar la sobrealimentación.
No te desanimes si tu producción de leche disminuye inicialmente. Con constancia en la extracción y amamantamiento frecuente cuando estés con tu bebé, generalmente se recupera.
Busca apoyo en tu entorno laboral y familiar. Compartir experiencias con otras madres trabajadoras que amamantan puede ser muy útil. Los grupos de apoyo a la lactancia también pueden ofrecer consejos valiosos.
Recuerda que cualquier cantidad de leche materna es beneficiosa para tu bebé. Incluso si no puedes mantener una lactancia exclusiva, la lactancia parcial sigue siendo valiosa.
La vuelta al trabajo puede ser un periodo de adaptación para ti y tu bebé. Sé paciente contigo misma y celebra cada día que logras continuar con la lactancia. Con determinación y el apoyo adecuado, muchas madres logran mantener la lactancia materna durante meses o incluso años después de volver al trabajo.
